A veces la vida es injusta. Se demuestra en todos lados. En las princesas; por ejemplo: Blancanieves es la que muerde la manzana, la Bella Durmiente es embrujada, se pincha y duerme en un sueño eterno, Yasmín no se puede casar con quien le apetezca, Cenicienta es una criada que sirve a su madrastra y encima la pobre, pierde el zapatito de cristal, la Sirenita pierde su voz tan hermosa... Y así una larga lista. Pero también sucede en películas, no sólo en cuentos de princesas; hay películas en las que las mujeres son maltratadas, en otras tienen que huir porque sus familias les impiden hacer lo que les plazca y estar con quien ellas quieran, también hay alguna muerte, ya sea por asesinato o por suicidio, también alguna infidelidad escondida, y sobre todo ignorancia.
Pero, lo que más duele de todo, es que si nos damos cuenta damos la vida por ellos, en todo, ya sea en cuentos o en películas, pero lo peor, lo peor, es que en la vida real también la damos.
Pero, lo que más duele de todo, es que si nos damos cuenta damos la vida por ellos, en todo, ya sea en cuentos o en películas, pero lo peor, lo peor, es que en la vida real también la damos.
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